La póliza más importante que todos debemos obtener es la póliza de vida. Por lo general, todos estamos muy preocupados por comprar seguros para el auto y la casa y así proteger nuestras propiedades. Tenemos seguro hasta para nuestros celulares, pero no todos nos preocupamos por asegurar lo más valioso que tenemos —nuestra vida.  Si algo nos pasara, ¿de qué nos sirve el seguro de auto o casa, si nuestras familias no van a poder continuar pagando la casa donde viven?

Muchos dicen: “lo quiero, pero lo compro después”. El problema con esto es que nuestra muerte puede ocurrir en cualquier momento. Además, con cada cumpleaños el precio del seguro de vida se incrementa y nos hacemos más susceptibles a tener problemas de salud, los cuales pueden causar que el precio del seguro salga aún más caro o que incluso perdamos la elegibilidad para asegurarnos.

Idealmente, el seguro de vida se debe comprar cuando uno es joven y saludable.

Otra creencia común es que no lo necesitamos porque lo tenemos a través del trabajo. Hay dos problemas con esto. El primero es que las pólizas ofrecidas a través de los empleadores tienen una cantidad de seguro muy básico. Una póliza con beneficio de sólo $50,000 es como decir cobertura de $208 al mes por 20 años, lo cual sería insuficiente para la familia, o bien, podría pagar sólo una fracción de la hipoteca de la casa. El segundo problema es que esas pólizas no son suyas. Si se va del trabajo por cualquier razón, no se puede llevar esa póliza con usted.

También escucho con frecuencia: “no estoy casado y no tengo hijos”. En ese caso, el seguro de vida sirve como un instrumento para conseguir valor acumulado en una póliza de vida.  Lo más probable es que con el tiempo la persona se case y tenga hijos y entonces ya no tendría que preocuparse por ser mayor o por tener incluso problemas de salud.

Al final del día, el seguro de vida no es para el asegurado; es para dejarle una solución y no un problema a la familia y los seres que amamos.

Lo más difícil para un agente de seguro es recibir la llamada de un cliente recientemente enviudado, preguntando si su esposo o esposa finalmente se decidió por comprar ese seguro que le ofrecimos…

Al final del día, el seguro de vida no es para el asegurado; es para dejarle una solución y no un problema a la familia y los seres que amamos. Además, los seguros de vida son más asequibles de lo que comúnmente pensamos y están al alcance de todos.